Los pensamientos negativos son distorsiones cognitivas que suelen ocasionar que la persona sufra periodos de depresión, ansiedad o cambios de humor negativos que no le permiten llevar su vida satisfactoriamente.
Nombrarlo con distancia: en lugar de decir “soy un fracaso”, decir “estoy teniendo el pensamiento de que soy un fracaso”.
Elegir una pequeña acción. Algo que se pueda hacer aunque el pensamiento siga ahí y diga lo contrario. Recordar que mis pensamientos no me definen sino que yo elijo actuar según lo que me importa es un cambio de mirada, es correrse de esta concept de que el pensamiento es la realidad.
Pensar en lo que te da felicidad: centrarte en pensamientos positivos puede hacer retroceder los negativos. Hacer una lista diaria de cosas buenas puede ayudarte a revalorizar aspectos de tu vida que antes pasaban desapercibidos.
Ridiculizarlo: repetirlo en voz alta con una voz graciosa o cantarlo como una canción absurda. Esto debilita su poder sobre ti.
Lo que se instala con eso es una distancia del pensamiento: yo estoy teniendo el pensamiento de tal cosa, no es soy tal cosa.
Es vital aprender a reconocerlas para comenzar a desarticularlas, como si se tirara de un hilo para deshacer un nudo interno.
Al reconocer estos factores personales, puedes trabajar activamente para cambiarlos y fomentar una mentalidad más saludable.
Nuestro juicio se deteriora porque estamos tomando decisiones desde una perspectiva de carencia. Nuestros pensamientos se traducen en malas elecciones, poca confianza e inercia, lo que nos impide hacer lo que necesitamos para ganar más dinero.
Autoestima baja: Sentirse insuficiente o no valorado puede llevarte a pensar que solo ocurren cosas malas.
Por ejemplo: Un more info niño que ha sufrido bullying en el colegio, puede llegar a creer que todas las personas a su alrededor de alguna u otra forma quieren hacerle daño.
Patrones de pensamiento aprendidos: Las creencias limitantes adquiridas durante la infancia afectan tu capacidad para ver lo positivo.
Aceptar que los pensamientos negativos son parte de la experiencia humana es clave, pero también lo es entender que puedes elegir cómo relacionarte con ellos.
A medida que reforzamos mentalmente estos pensamientos, empezamos a sentirnos viejos, a actuar como viejos y a ser percibidos como demasiado viejos por la gente que nos rodea.